No me siento una persona muy religiosa, pero sí agnóstica y tengo mis momentos de comunicación con esa fuerza en la que creo y en la que siento. Uno es cuando despegan los aviones (que no haya gritos, que no haya miedos, que no haya lágrimas) y otro es antes de dormir, donde me acuerdo de todos en los que quiero.
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