Y si hay una mala experiencia del viaje fue esta: estar en la calle dispuesta a comerme un rico wrap de un puesto de comida griega... y de repente empezar a recibir pedradas del cielo! Pasé miedo, pero desde la distancia, queda como una anécdota que contar, y para recordar que tras la tempestad siempre llega la calma.
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