Una de las mejores cosas del frío es poder disfrutar de la luz y el fuego calentito de una chimenea. Suerte de tener unos suegros con medios, jejejeje. No sé qué tenemos los humanos con el fuego, puede que sea una especie de vuelta a los orígenes... pero ¿a quién no le guste quedarse embobado mirando las lucecitas rojas y amarillas y notar como el sueño va acomodándose contigo al calorcito?
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