jueves, 15 de octubre de 2015
Basilea
Siempre digo que no viviría aquí ni en broma. Todo me parece carísimo, hace frío, se me hace muy pequeño - deformación profesional de una madrileña - y, lo peor de todo, es un destino siempre relacionado con trabajo. Pero si me paro a pensarlo, cada vez que vengo tengo buenos ratos, coincido con compañeros geniales, compro chocolatitos para la familia... Aunque lo tenga que reconocer a regañadientes, Basilea me hace, a su manera grisacea, también feliz.
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