Otro de los pequeños placeres de las habitaciones de hotel y las cenas tempranas: tener tiempo para una misma, llenar la bañera, echar un buen chorro de gel de baño y quedarse un rato en silencio, calentita, escuchando sólo el chispotorreo de la espuma y sintiendo como te invade la tranquilidad y el sueño. A veces el estrés te da una tregua.
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