Si hace un año hubiese tenido que apostar sobre una actividad a la que nunca me hubiese apuntado, es a teatro. Soy introvertida, no tengo nada de gracia, de imaginación ando bien justa... ¿estamos todos locos? Pues mira, mi amiga Clementine me convenció, fui presa del terror... y ahora voy al curso anual. Dos horas a la semana en la que no hay trabajo, ni llamadas, ni preocupaciones... ni vergüenza, ni timidez. Te subes al escenario, haces lo que te pide el cuerpo, y la gente lo acepta, te aplaude, se ríe... porque son gente como tú, con sus complejos, a los que tu ayudas, y que te ayudan a crecer. Nos vemos en la obra de fin de curso.
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