De un tiempo a esta parte he desarrollado una extaña pasión por tener calendarios. Me gusta arrancar las hojas, ver lo rápido que pasan los días, y dedicar unos segundos diarios a leer una frase bonita o hacer unos dibujitos sobre los números. Mis calendarios me ayudan a ver que los días malos pueden convertirse en pedacitos, y que los días buenos se recuerdan mejor con una sonrisa de lápiz y un papelito que guardar.
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