Es verdad que cuando viajo echo mucho de menos mi casa, mi chico, mi horario. Pero las camas de hotel siempre me sacan una sonrisa. Será porque cuando viajas por trabajo siempre llegas al hotel reventada, o porque están siempre tan blancas y limpias - mejor no hablar del estado de las sábanas de mi cama -, o porque aunque dormir acurrucado siempre gusta, dormir en diagonal en una cama de matrimonio tiene su aquel. Ah, y ponen caramelitos en la almohada!
No hay comentarios:
Publicar un comentario